Primeras Vanguardias

El primer movimiento de vanguardia del SXX, frente a una serie de corrientes que surgen a fines del XIX y principios del XX, es el fauvismo. Nace como un verdadero fogonazo de color de carácter revolucionario cuando un grupo de pintores exponen sus obras en el Grand Palais de Paris en el salón La jaula de las fieras (fauves en francés), de allí su nombre. Realzan el valor del color rechazando la paleta de tonos naturalistas empleada por los impresionistas a favor de los colores violentos y reaccionan contra la importancia que éstos habían dado a la luz a costa de la pérdida del color. En el momento que se valoraba la pintura de la academia, los fauvistas rechazan todas las categorías de la pintura clásica, perspectiva, modelado, volumen, claroscuro, quieren una pintura bidimensional. Por medio del color, resuelven problemas estructurales, uno de los pilares del fauvismo como movimiento de ruptura: el color va a estructurar el cuadro, el espacio dentro del cuadro, proporcionar cercanía, lejanía, profundidad. Emplearon una pincelada directa y vigorosa, con toques gruesos, sin mezclas, evitando matizar los colores. Las figuras resultan planas, lineales, encerradas en gruesas líneas de contorno. Sus creaciones respondían a un ejercicio de sintetización, buscan la máxima intensidad emocional combinada con la máxima simplificación de elementos. Por ello renuncian a la perspectiva clásica, al claroscuro y al modelado de los volúmenes. La luz es la consecuencia del choque de intensidades de color.

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